La madrugada del sábado al domingo comienza el horario de verano y los relojes se adelantan una hora, con lo que a las 2.00 serán las 3.00, una medida generalizada en todos los países de la Unión Europea que tiene como fin el ahorro de energía.
EFE/Madrid/ Cinco Días.com
Efe - Madrid - 27/03/2009
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), España podría reducir hasta un cinco por ciento su consumo de electricidad con la adaptación del horario de verano, lo que equivaldría a unos 300 millones de euros. Esta entidad pública, dependiente del Ministerio de Industria, calcula que, de esos 300 millones, 90 millones corresponderían a los hogares, lo que supone una media de seis euros por vivienda, y los otros 210 se podrían reducir con el ahorro energético en los edificios del sector terciario y en la industria.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. En la Unión Europea, desde la aprobación de la novena Directiva, en enero de 2001, el cambio horario se aplica con carácter indefinido en todos los países comunitarios.
Dicha Directiva, de obligado cumplimiento para todos los países de la Unión Europea, está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, del 1 de marzo. Esa norma establece con carácter permanente las fechas de inicio y fin del periodo, en las cuales se adelanta el reloj una hora el último domingo del mes de marzo (horario de verano) y se retrasa una hora el último domingo del mes de octubre (horario de invierno).
El carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se ha adoptado por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo". La aprobación de la novena directiva está avalada por las conclusiones de un estudio sobre su alcance y efectos que concluye que la medida tiene impactos positivos no solo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
Independientemente del cambio de hora, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y el IDAE recomiendan a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año haciendo un uso inteligente de la iluminación en nuestros hogares. Seguir determinadas pautas o hábitos puede permitirnos, sin renunciar al confort, ahorrar hasta 100 euros al año, además de evitar emisiones contaminantes a la atmósfera.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), España podría reducir hasta un cinco por ciento su consumo de electricidad con la adaptación del horario de verano, lo que equivaldría a unos 300 millones de euros. Esta entidad pública, dependiente del Ministerio de Industria, calcula que, de esos 300 millones, 90 millones corresponderían a los hogares, lo que supone una media de seis euros por vivienda, y los otros 210 se podrían reducir con el ahorro energético en los edificios del sector terciario y en la industria.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. En la Unión Europea, desde la aprobación de la novena Directiva, en enero de 2001, el cambio horario se aplica con carácter indefinido en todos los países comunitarios.
Dicha Directiva, de obligado cumplimiento para todos los países de la Unión Europea, está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, del 1 de marzo. Esa norma establece con carácter permanente las fechas de inicio y fin del periodo, en las cuales se adelanta el reloj una hora el último domingo del mes de marzo (horario de verano) y se retrasa una hora el último domingo del mes de octubre (horario de invierno).
El carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se ha adoptado por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo". La aprobación de la novena directiva está avalada por las conclusiones de un estudio sobre su alcance y efectos que concluye que la medida tiene impactos positivos no solo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
Independientemente del cambio de hora, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y el IDAE recomiendan a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año haciendo un uso inteligente de la iluminación en nuestros hogares. Seguir determinadas pautas o hábitos puede permitirnos, sin renunciar al confort, ahorrar hasta 100 euros al año, además de evitar emisiones contaminantes a la atmósfera.
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