Los visitantes que están de paso en la ciudad pueden reservar por 30 euros una habitación un par de horas para descansar tras la comida
CRISTINA FERNÁNDEZ
CRISTINA FERNÁNDEZ
Una siesta de cuatro estrellas por unos 30 euros. Eso es lo que ofrece el hotel murciano Arco de San Juan a aquellos visitantes que se encuentren de paso en la ciudad y deseen descansar un par de horas después de la comida. Se trata de un servicio que se convirtió en noticia hace unos meses -cuando numerosos hoteles andaluces comenzaron a ofrecerlo para que sus visitantes tuvieran dónde refugiarse en las calurosas tardes de verano-, pero que "en Murcia existe desde hace tiempo", según asegura Jesús Pacheco, director del Arco de San Juan, quien añade que "sin embargo, no es demasiado conocido". De hecho, quienes más reservan una habitación en este hotel para dormir la siesta son los clientes que acuden a su propio restaurante y a quienes se les comunica esta posibilidad.
En la mayoría de los casos se trata de ejecutivos y viajantes, que se han desplazado a Murcia en coche que, según Pacheco, "es el medio de transporte que más se utiliza para viajar a la Región, al menos mientras no tengamos la AVE o el aeropuerto". Así, después de terminar su trabajo y en muchas ocasiones tras una comida copiosa, estas personas reservan una habitación para descansar antes de emprender su viaje de vuelta. "Prefieren descansar cómodamente y no dentro del coche en un área de servicio", comenta Pacheco, quien añade que "contemplar una tarifa reducida por utilizar una habitación de hotel durante unas horas al día es una forma de obtener mayor rentabilidad".
Este servicio del Arco de San Juan ha sido solicitado en ocasiones para personas mayores que vienen a Murcia a ofrecer una conferencia o participar en congresos y necesitan 'echar un cabezada' antes de acudir a su cita.
No es habitual que los hoteles murcianos ofrezcan la posibilidad de reservar una habitación sólo para dormir la siesta, aunque en el Silken Siete Coronas, por ejemplo, están estudiando su viabilidad. Lo cierto es que, en ocasiones, una siesta no tiene precio y más si es de cuatro estrellas.
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